Hablemos de suicidio
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Seguimos viviendo de espaldas al suicidio, como si mirando para otro lado éste dejase de existir. Lo que hay detrás de esta actitud es, fundamentalmente, miedo. Miedo a la muerte y miedo al sufrimiento humano porque no sabemos cómo actuar ante él.
¿Qué hacer? ¿Qué decir?
Esconder la cabeza y no ver lo que está pasando, nos protege del sufrimiento. Aconsejar y animar, nos lleva a la creencia de estar haciendo lo correcto; estamos dando respuestas, no? Sin dudar de la buena intención que hay detrás de estas reacciones, quisiéramos poner el foco en la ineficiencia de las mismas: ni lo uno ni lo otro ayudan; en la práctica, aun sin pretenderlo, juzgan, frustran y culpabilizan.
Cuando alguien expresa "no puedo más con la vida", lo que está diciendo es que quiere dejar de sufrir. Quizás, lo que aquí toca es callar, escuchar y acoger su emocionalidad. En definitiva, decir sin palabras “estoy aquí y te escucho”.
¿Es contraproducente visibilizar y hablar del suicidio?
Una creencia bastante extendida es la de que hablar del suicidio es peligroso porque lo fomenta. Pues no; hablar del suicidio no mata. Se puede, y se debe, hablar del suicidio. Acabemos ya con tabúes que no ayudan en absoluto. Hablar lo previene. Hablar del suicidio nos enseña a identificar señales de alerta, recursos disponibles, diluir miedos, saber cómo actuar, favorecer la reciprocidad y la escucha.
Ignorarlo, mirar para otro lado, escuchar con prisa o dar consejos como: “con lo bonita que es la vida”, “si lo tienes todo”, “anímate”, “ya vendrán tiempos mejores” y un largo etcétera, minimiza el dolor de alguien que expresa lo mucho que está sufriendo y eso, como poco, es una falta de respeto, una dejadez afectiva y una ausencia de cuidados (palabra tan de moda últimamente).
¿Cómo debemos actuar como sociedad?
Cambiemos el chip respecto al suicidio y prestémosle la atención que merece. Hay que hablar, escuchar y entender. La evitación es un intento de solución fallido; así, sólo conseguimos posponer y, mientras tanto, hay personas que siguen sufriendo en soledad.
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